domingo, 12 de octubre de 2008
LOS TORITOS EMBOLAOS
Es apasionante este asunto, de verdad que lo es. Empezó el verano y comenzaron a repetirse y celebrarse a lo largo de nuestros pueblos de España, ésta entre otras estupendas costumbres con intervención de animales. Ahora parece que en algunos de esos lugares, aparecidas importantes diferencias entre partidarios y detractores de la fiesta, se van a celebrar consultas públicas para conocer qué piensa la mayoría.
Realmente, a estas alturas de la historia resulta absolutamente increíble que haya que preguntar si es o no lógico maltratar así a un animal, es como plantearse si las personas tienen derechos fundamentales o no.
Lo más lamentable es que siempre hay un tipo, de estos a los que les preguntan qué les parece el tema, y más pancho que ancho te suelta lo de siempre "hombre, es que, esto es una tradición, no se puede quitar así como así". Claro, ante esta fundada respuesta, ¿qué contestamos...? o sea, que más se puede decir... uhmmm, veámos... podemos sugerirle al personaje en cuestión, que sería tambíen muy enriquecedor mantener otros lindos usos y costumbres.
Por ejemplo, ¿qué me dicen de vivir en cuevas en lugar de en chaletés adosados? Por Dios bendito, con lo bien que se vive en el campo, cerca de la naturaleza, sin aire acondicionado ni calefacción que nos fastidie los pulmones.
¿Acaso no sería menos contaminante y más sano transportar personas y mercancías en carros tirados por caballos en lugar de utilizar coches último modelo?. Por favor, es que vamos, donde se ponga el traqueteo del camino, que se quite el cierre centralizado y la tracción a las cuatro ruedas.
Nadie podrá negarme tampoco que esos maridos de antes, que salían a cazar con lanza, como se ha hecho toda la vida, esos hombres eran mucho más fuertes y recios que los de ahora, que los pobres, les pilla un resfriado y se meten en la cama tapaditos hasta la coronilla.
Tampoco sería mala idea entregar la mujer al señor feudal, quiero decir, a su equivalente actual, el Sr. Director de la entidad bancaria que nos prestó los cincuenta millones que nos costó la casa, incluso podríamos volver a regalar nuestro primogénito al susodicho señorito del banco para saldar esa deuda... vamos, vamos, ¿no sería más fiel a nuestra propia naturaleza limpiarnos el trasero con una piedra o papel de periódico en lugar de usar esas toallitas húmedas perfumadas tan agradables?
Desde luego, está gente tan moderna que no mantiene las costumbres y tradiciones de siempre, se está cargando nuestra civilización; menos mal que siempre hay alguien que dedica feria y jolgorio a perseguir, patear, pinchar, quemar y matar toros, esto me deja más tranquila, no lo puedo negar.
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