viernes, 24 de julio de 2009

EL BLANCO Y EL ROJO (1ª PARTE).

Restituto acaba de despertarse. Le duele la cabeza. Su dormitorio huele que apesta. Son las nueve de la mañana, lo sabe porque la hortera de su vecina de arriba ya está taconeando, es la hora del baile de la limpieza. Los tacones son el accesorio básico de cualquier amo o ama de casa que se precie.

Restituto todavía no ha abierto los ojos. En lo más profundo de su corazón guarda la vana esperanza de que, si no los abre, no comenzará el día y no se verá obligado a enfrentarse a la encrucijada con la que se había ido a dormir la noche anterior.

Restituto está de vacaciones y anoche invitó a unos amigos a cenar. Muchas sardinas, sardinitas ricas. Los restos de las sardinas huelen mal, muy mal, espantosamente mal. La cocina es zona de guerra y el resto de la casa, incluido él mismo, todo su cuerpo, desde la punta de su pelo al uno, hasta sus deditos meñiques de ambos pies, todo, todo, todo, huele a las sardinas de ayer.



Restituto tiene ganas de mear, también tiene ganas de que la vecina del segundo, la rubita simpática, le diga algo más que buenos días en el ascensor, pero se aguanta las dos cosas. Volvamos a lo nuestro, decía que tiene ganas de mear. No controla ya, ni la vejiga, ni los ojos, no puede evitar abrirlos, la tragedia se cierne sobre su (inútil) cama de matrimonio y su ajustado calzoncillo de mercadillo… Restituto, es mucho Restituto, él y todo él.

Restituto mira al techo. ¡Qué bonita la lámpara estilo oriental que le regaló tito Luís!. Ahora echa los ojos a la derecha. ¡Qué lindas quedaron las cortinas que le cosió tita Julia!. Luego a la izquierda. ¡Qué horroroso el zapatero gigante que le trajo tito Antonio!. Qué generosos y cariñosos los titos. Qué feliz y afortunado se sintió por haber compuesto su hogar como si fuera un collage de estilos y gustos diversos, gracias a sus amantísimos titos.



Restituto recordó que fue el tito Pepe quién le regaló el cubo, rosa fosforito,para restos orgánicos, que ahora estaba en la cocina convertido en una bomba a punto de estallar. Restituto no había bajado la basura la noche anterior y no podría hacerlo ya, al menos, hasta las ocho.

Las normas son claras en verano: nada de depositar basuras entre las ocho de la mañana y las ocho de la tarde. Son las nueve. Restituto nunca incumple las leyes, los reglamentos, las normas de su comunidad o las condiciones generales de la entrada del cine. Eso es así.

El taconeo de la vecina limpiadora se hace más intenso, la cabeza le va a explotar. No sabe si es el estallido o las diez cervezas que se tomó anoche, u otra razón más extraña y menos racional, pero le ha parecido ver algo colgando de las cortinas de tita Julia. Una pequeña figura humana, semejante a la suya propia, vestida con una túnica blanca le saluda con la mano. Aparta la mirada, asustado de lo que sus ojos le enseñan.

Los pelos, cada pelito del cuerpo, se le eriza cuando se da cuenta de que encima del horrendo zapatero de tito Antonio, hay otro ser, clavadito a él, vestido con lo que, a todas luces, parece un tanga rojo. Éste también hace gestos, pero no es exactamente un saludo, es más bien un corte de mangas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando sigue la segunda parte? Me has dejado en áscuas.......

Pat Lawriter dijo...

¡¡¡Pronto, pronto estará aquí la continuación!!!!

loquemeahorro dijo...

Han vuelto los dibujitos, bieeeeen!

Me quedo intrigada con lo que van a decir/hacer el ángel y el demonio (si es que son eso)

Pat Lawriter dijo...

Sí, loquemeahorro, ha vuelto los dibujos!! Los dejé un poco porque los últimos post no pegaban mucho... o yo había perdido un poco las ganas de hacer garabatos, creo.

Continuará... Saluditos.

Capitán Clostridium dijo...

Interesante, sigo con la segunda.
Esa bomba orgánica a punto de estallar debe de oler fatal, jajaja

Capitán Clostridium dijo...

Interesante, sigo con la segunda.
Esa bomba orgánica a punto de estallar debe de oler fatal, jajaja