martes, 26 de enero de 2010

SÓLO SOY UNA CHIFLADA

Soy más que una chiflada que da la lata, aunque no lo creas ni lo quieras creer, aunque me ignores, aunque te sea indiferente, aunque no me entiendas, aunque no quieras comprenderme.

Soy una chiflada inteligente, tozuda, risueña, irónica, extrovertida, cotilla, tenaz, crítica, constante, pesada, divertida, absurda, ingeniosa, idealista, ingenua, alegre y triste.

Tú no eres así, por eso todo lo que soy no te parece nada, nada digno de tu tiempo, nada digno de ti... por eso, o por cualquier otra estúpida razón, que incluso tú desconoces.

A lo mejor la chiflada que da la lata sólo quiere sentarse un momento y hablarte, hablarte del tiempo, de los pájaros, de las plantas, del precio de las ciruelas o del paro, o de inmigración, o de música o de cine, o de mil cosas de la vida.

Pero la chiflada se desespera porque nunca quieres escucharla, ni responderle, por eso escribe en este pedacito negro, donde otros distintos a ti la leen, aunque no entiendan nada, aunque no sean tú, ni como tú.

Un minuto de tu tiempo, dos palabras de tu boca, tres miradas de tus ojos, cuatro mensajes sin respuesta, cinco noches en vela, seis recaídas pasadas, siete meses de locura, ocho negativas dadas, nueve vidas sin vivir, diez relatos inspirados, todo para ti es nada... sólo soy una chiflada.

miércoles, 20 de enero de 2010

LO QUE FUE DESEO, YA NO ES

Quisiera ponerle un nombre, llevo semanas intentándolo, pero soy incapaz de encontrar la etiqueta para este producto hecho de restos mezclados, un kilo de duda, un trocito de pena, una cucharadita de nostalgia, un chupito de orgullo y una pizca de dolor.

¿Llegaste a entenderme o te ahogaste en mi mar de divagaciones, explicaciones y maldiciones? Alguién que tú conoces bien y yo poco o nada, me pidió cuentas; si lo hizo, amigo mío, es que nunca me comprendiste.

Por eso siento pena. Siento duda porque nada se resolvió, siento nostalgia por los escasos y breves ratos divertidos, zigzagueando contigo, siento orgullo... orgullo ignorado, olvidado, despreciado... perdido, quizá ahogado junto a ti.

Y siento dolor, porque nada de lo que quise fue, y lo que fue deseo, ya no es.

domingo, 17 de enero de 2010

AVATAR O EL REFRITO

Jack es primo de John Smith, el rubito de Pocahontas. Daikiri, que es como parece que Jack llama a su chica, es sobrina de Pocahontas. Y el guionista de Pocahontas era un chico de mente distraída y vicios confesables que un día se fumó un porro y escribió "Avatar".

"El ciclo sin final que eterno era", esta vez al modo Pandora, une a estos seres de narices aplastadas y ojos separadísimos, casi duele verlos, con seres extraños y árboles complejos, sabios y poderosos, pero inactivos y pasivos hasta el aburrimiento.

El atractivo del protagonista reside en haber sido doblado por la voz de Brad Pitt, no le encuentro más fondo a este chico; el carisma del empresario menudo es inexistente, destacando en él un único rasgo, a compartir con el árbol: ser un pusilánime.

La maldad del "marine musculito" es infantil, básica e inconsistente, presentándose como una caricatura de sí mismo, de algo que recuerda a Bush y a su "ataque preventivo" (¡qué original!).

Todavía busco a la doctora, encarnada por Sigourney Weaver, no fuí capaz de encontrarla en la película, a penas recuerdo una camiseta y un plato de comida que obliga a comer a Jack. ¿Dónde estaba esta mujer? ¿qué fue de ella? ¿por qué?...

Los actores flotan sobre las imágenes en 3D, lo único sólido en una película más que previsible, ya vista, donde los protagonistas se van ahogando poco a poco en el mar que forman las lagunas del guión: ¿qué gran actividad resultaba de las conexiones entre los árboles?, ¿qué objeto tuvo la espera de las fuerzas armadas? ¿cuándo carajo dormía el Jack humano?, ¿por qué tanto corte a discreción?, ¿dónde están los personajes?.

Afortunadamente, el ciclo sin final no fue eterno y las tres horas de vueltas no se hicieron pesadas. Sin embargo, dudo mucho que vuelva a girar con él.

jueves, 14 de enero de 2010

MI PRECIOSA CRIATURA

Mi preciosa criatura sigue aquí. Tan negra como quedó, tan blancas las letras que bordé en ella, para desahogo de mi cabeza y mi corazón.

Aquí siguen mis locuras de destinatario incierto, mis videos de humor, mis enlaces favoritos y mis perros abandonados. Todo sigue igual. También en mí, en un espacio diminuto y escondido, todo sigue igual.

La tristeza y el tormento alimentan a las musas; voy a poner a dieta a las mías, a dieta de ironía, que no es otra cosa que la tristeza vestida con un traje distinto, más lustroso.

Gracias a todos los que habéis seguido con ella, cuidándola, vigilándola... manteniendo viva mi preciosa criatura.