lunes, 27 de julio de 2009

EL BLANCO Y EL ROJO (2º PARTE).

- Joer, colega ¿todavía no le has dicho nada? Llegas antes que yo y no aprovechas. Tú ves como eres tonto. El personajillo en tanga grita dirigiéndose a las cortinas de tita Julia. Restituto se restriega los ojos y los abre como platos.

- ¿Dónde te has dejado el respeto, bichillo enfermo? ¿Así me hablas? Qué poquita vergüenza te tocó en el reparto, criatura. Yo no tomo provecho de las circunstancias, yo soy bueno, los buenos no necesitamos jugar sucio. El ser de la túnica blanca responde presto.

- Yo soy bueno, los buenos no necesitamos jugar sucio –dice el tanguita rojo en tono burlón-, ¡ay, pero qué penita me das!, ¡ni tú te crees lo que dices! Voy a ir para allá y te voy a colgar de la barra de esa cortina, con la túnica blanca esa que llevas, uhm, no veo bien... ¿esa cuál es, la blanco roto o la champagne?

- Claro, tú como siempre te pones el mismo tanga… déjame decirte que, después de treinta y cuatro años con ellos puestos, ya es horita de que los laves… no te molestes, pero hasta aquí llega el tufillo…

- ¿Pero qué dices, volao? Que yo tengo el armario lleno de tangas como éste, como Fidel de trajes caqui y Chávez de camisas rojas, que no te enteras, pero mira que eres cortito… así te va como te va…

-¡Eh, eh, eh! ¿Pero esto qué es? ¿quiénes sois? ¿qué hacéis aquí? ¿qué queréis? ¿es la túnica blanco roto o champagne? ¿siempre llevas el mismo tanga?.
Restituto tiene los ojos rojos de tanto restregarse y el cerebro seco de exprimirlo para explicar lo que pasa. Desvaría.

- Madre mía, estoy idiota. El conflicto que se presenta ante mí me ha vuelto imbécil, pero qué cierto es que el hombre es un cristal y la mente lo puede todo... se dice a sí mismo en voz baja.

- Oye, tú, ricura, no te pongas profundo. Soy Restituto El Rojo, el fantoche de la cortina es Restituto El Blanco. Nacimos el mismo día que tú. Bueno yo salí el último, soy el mayor, que conste.



- Vuelta otra vez con la burra al trigo... Te he dicho millones de veces que llegamos a este mundo a la vez –dice El Blanco con resignación- Amigo, estamos aquí para aconsejarte en esta compleja situación que tienes ante ti. Por supuesto, mi recomendación es que soportes estoicamente el olor a sardina y tires la basura esta noche.

- ¿Pero tú estás tonto? ¿no has visto la cara de mareo que tiene? Este no aguanta todo el día con el perfume. Restituto, guapo, hazme caso, baja la basura ahora y listo. Si nadie se va a enterar, hombre.

- Lo mareas tú, no las sardinas. La norma es la norma, Restituto, lo sabes. No debes incumplirla, debes seguir siendo el chico honrado y honesto que tus padres se esmeraron tanto en educar.

- Sí, sí, honrado y honesto… por eso salió de aquel chino con dos marcos de fotos, sin pagar uno porque la chinita de turno se había equivocado al darle la vuelta… ¡y el no dijo ni mu!


- Bueno, bueno, eso fue un error simplemente. No fue deliberado, cualquiera puede confundirse. Restituto es un chico que siempre hace lo correcto, ¿verdad Restituto?

Restituto está callado, como en misa, cuando la gente está callada en misa, claro, no cuando el niño corretea, la niña se ríe, los amigotes charlan y el bebé berrea. Mira las cortinas, mira el zapatero, como en un partido de tenis, y le embarga la sensación de haberse comido precisamente una pelota de tenis que le está aplastando el conocimiento, por eso la cortina dorada es un tío con túnica blanco roto o champagne y el zapatero no es marrón, sino rojo tanga en serie.

- Yo… yo… yo no sé qué decir… -alcanza a responder – yo no quiero infringir las normas, pero no soporto este olor, la casa apesta, no puedo respirar, comimos mucho… estoy agobiado.



- Pues claro, hombre, por eso tienes que tirar la basura ya y dejarte de chorradas. Venga, vamos, te ayudo a cerrarla… o mejor no, no la cierres, que se esparza y se caiga cuando el camión la recoja… ¡qué chulo!

- Restituto, no hagas caso, no puedes hacer eso. Si lo haces, acabarás defraudando a Hacienda y marchándote de las gasolineras sin pagar.

- Es… es… esto, perdón, quería decir solamente que no tengo coche…-
interviene Restituto.

- Por eso, Restituto, por eso, caerás en una espiral de desenfreno, maldad y descontrol y la gasolina que robes no te servirá para nada.

- Idiota, ¿qué dices? ¿no has oído que no tiene coche? Este tío es imbécil. Mira, Restituto, no le des más vueltas. Vamos, bájala ya, que me quiero ir a duchar y cambiarme de tanga.


3 comentarios:

loquemeahorro dijo...

Muy bueno, señorita, está muy bien, aunque ahora estoy preocupadísima por la salvación moral de Restituto.

Restituto, no lo hagas! no caigas en ese abismo de maldad que consiste en bajar la basura antes de la hora!!!!

Cómo le entiendo, pobre, en mí siempre gana el del color champan/blanco "roto" o lo que sea.

pd. Es verdad, en las iglesias siempre hay un niño corriendo/llorando ¿los pone el obispado?

Anónimo dijo...

Esto te quedó maravilloso, jiji.Restituto, restituto...

Capitán Clostridium dijo...

¿Bajará la basura?¿Se cambiará el del tanga rojo?

Muy graciosa la idea de añadir los dibujos a boli hechos por ti.